Y entonces flota el
manantial,
y me hago ideas de su
idea,
de sus notas, de su
voz y de su calma.
Y entonces fluye el
manantial
convirtiéndose en
río;
se deshace de sí
mismo y camina;
atropella rocas e
ilusiones;
sustenta llanos y
sensaciones.
Se aletarga, transita
el valle del Mictlán,
y si al fin, llega
vivo, se columpia
en las ganas y se
convierte en palabra.
©
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