¡En
mi mundo!
he
visto graciosas luces,
he
sentido tu fragancia
de
labios rosas y matices.
Matices
que me colorean
y
me efervescen los sentidos;
ausentándolos
para que no se vean,
y
que este mío corazón no fallezca a latidos.
Latidos
de tu culpa, de “lisura”,
de
cerdas domadas,
de
mi mundo que se desliza
por
arroyos de incordura,
sin
calaca limusina, sin vía, sin rumbo.
Sin
rumbo que tocar;
mas
solo añorar como a una imagen,
que
se baña en arroyos de mendigar
al
mundo soberbio, cantor de paisajes.
©
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