Ya
se avecina.
Faltan
unas horas;
a
que salga la parca,
que
la gente implora.
Ya
que es muerte,
pero
no de gente;
sino
tormento
del
más decente.
Y
es que con paño en la cabeza y rezo de suerte,
pretenden
celebrar nacimiento,
regalando
a otros la muerte.
Ya
se acerca la noche,
pero
la más mala:
la
que encierra alegrías tras la cuchilla.
¡Qué culpa seres tienen
de
recibir tal infortunio!,
en
tiempo hipócrita de manía,
de
sangre al mediodía y corazón con estría.
©
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