Yo, cuando camino… ahondo en mi pecho
y
siento flamante este sangrante puño;
que
se exalta en mis emociones y no me abandona,
aun
muriendo en cada vez, en cada sueño.
Muerto
al despertar...
Cuando
camino…
siento
que hay algo en este ataúd,
que
lo vuelve podrido,
y
me viabiliza a escapar,
¡es
que cuando marcho se me evocan bellas cosas!
Me
imagino tanto, que quizá nunca vea.
Los
caminos son larguísimos;
los
más simples son laberintos que nunca salen;
los
más hermosos son los que abaten al promontorio
y
rompen tejados de ansiedad.
En
fin,
cuando
yo marcho
me
olvido de mi nombre Azar
y
me vuelvo el motivo de Alguien más;
Para
talvez suspirar el haber llorado tanto,
a
lo antes, al pasado.
Y
vuelvo a caminar,
porque
allí me siento vivo;
y
cuando pare de hacerlo es porque…
¿habré
reencarnado?
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