Tengo
que esperar que la lluvia renazca;
renazca
en memorias de tu aroma,
de
tus labios, tus sentires y tu forma;
la
forma de verte aquí y allá,
en
mi histriónico añoro de aquí adentro,
que
me ahoga en sentimientos al no hallarte
y
me devora con los mismos al encontrarte.
Mar,
se la das al viento tu hermosura.
Tu
cándido movimiento,
a
los cristales de mi alma y sentimientos;
tu
primoroso encanto, al tímpano de mis pasiones;
y
el canto, a mis agonías de no deletrearte.
Lo
va todo al mismo lado, muchacha
de
mis incoherentes decisiones,
de
mi decisión de esperarte,
de
refugiarme en el destello,
y
no caer en suscitantes abismos al no descifrarte.
Lo
va todo en amarte… muchacha.
©
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