lunes, 29 de febrero de 2016

La costa de los rompesueños



Lo incoloro lejano.
Aquella realidad, que parece idea.
Aun mirándolo con anhelo,
hallar su fin, quizá sea en vano.

Se acerca a mí y se aleja,
aquel ser inmenso que ruge y muge;
a quien el tiempo destiñe y ama;
que intenta más abarcar con su marea añeja.

Talvez te pregunto, ¡Mar antaño!:
¿por qué existís para causarme daño?
Porque de yo no vivir a tu lado
mi vivir me parece menos anhelado.

Porque morir en tus aguas
es como vivir sin sufrir,
es como estar todavía allí;
es el elixir del jamás morir.

Ojala cuando yo aquí ya no este,
te recordés de mí, de mi infortunio.
Ojala ese día me reclames como tuyo,
para poder yo al fin ser parte
de todo ese gran orgullo.

El orgullo del natural.

© 


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