Y a veces hay gestos que manean de a poco;
como
tramas repentinas y evocosas;
Como
piel de labios,
que
a veces roza la herida que transecta el esmalte
y
otras veces la besa.
La
chocolate estaba tibia
(muy
caliente no me acaricia como debe).
Le
puse el vodka en arrimo,
entrañándole
el cuerpo
Se
volvió aquello más dilatado,
por
la altivez de su volumen.
Su
sabor fue como un fuego envuelto en sutileza,
y
encapullado de tibieza y destilado.
Y
se me encapulló la lengua,
y
se me destiló el paladar.
Cada
trago pasó como lumbre lejana,
en
medio de un remolino
de
libidos carpelos bofos.
©
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