Vámonos a tomar esencias
a
la cabaña del testimonio.
Frío
casi no hace,
todo
va lánguido en su disgusto;
tampoco
abrasa;
ya
que el abraso y el tiriteo nos harían saltar.
Salgámonos
un rato
y
violemos la integridad de algún suspiro.
Talvez
la sacra mano de los inmaculados
no
degolle algún otro respiro.
Instalaremos
voceos repentinos,
de
esos epidémicos y parafílicos.
Y
ya que no soy bueno para los reflejos,
reflejar
intentaré alguna defunción en descenso.
Corramos
a beber cosas;
te
obsequiaré derroches blancos,
si
vos me destilás los torrentes de tu otra boca.
©
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